La riqueza cultural está presente en todos los rincones de Túnez. Piérdete en las callejuelas de la medina, donde artesanos y comerciantes mantienen vivas las tradiciones seculares. Luego, descubre las ruinas de Cartago, cuna de la civilización púnica, y deja que Sidi Bou Saïd, un pueblo suspendido entre el cielo y el mar, te cautive. Los amantes de la historia no deben perderse el Museo del Bardo, un tesoro de mosaicos romanos. ¿Buscas relajación? Dirígete a Gammarth, donde los spas ofrecen un ambiente de serenidad. Termina tu día en un café de La Marsa, mecido por el sonido de las olas.
¡Tengo muchas ganas de viajar a Túnez!