En Mahdia, el tiempo parece haberse detenido. Cruza la monumental Skifa Kahla, la puerta emblemática de la medina, y adéntrate en un laberinto de callejuelas donde aún se teje la seda a mano. Déjate cautivar por la calma de sus playas de aguas turquesas. A pocos kilómetros, descubre el espectacular anfiteatro de El Jem, que rivaliza en grandeza con el Coliseo de Roma. Para los amantes del buceo, los antiguos pecios frente a las costas de Mahdia son un secreto bien guardado. Al final del día, pasea por el puerto pesquero, donde los tradicionales barcos dhows se balancean al ritmo de las olas.
¡Tengo muchas ganas de viajar a Túnez!